Monday, February 19, 2007

Pensamiento Liberal Dominicano (Primera parte)

Presentación


Las luchas libertarias dominicanas, iniciadas de manera material tras el lanzamiento del trabucazo en la Puerta de la Misericordia, en la ciudad de Santo Domingo, marcaron el proceso de la proclamación del Estado dominicano, envuelto en diversas tendencias ideológico-políticas.

Las ideas de la Trinitaria que encarnaron Duarte y sus partidarios, tenían como fundamento la concepción de un país libre e independiente de las potencias que como buitres de rapiñas se dividían los intereses continentales de las nacientes repúblicas.

Como contrapartida a estas ideas de emancipación e independencia plena, convergían otras concepciones impregnadas de intereses personales y de política internacional; ora para entregar el país a los franceses, ora para que la patria sea una colonia norteamericana, ora para que volvamos al protectorado español. Siendo estas constantes de intereses políticos que marcó el devenir histórico dominicano hasta nuestros días.
Sin embargo, una vez proclamada la independencia nacional, los intereses extranjeros parcialmente ganaron fuerza logrando perseguir, enfrentar y en algunos desterrar y hasta eliminar físicamente a los trinitarios.

Empero, las ideas de libertad e independencia germinaban en el seno del pueblo dominicano, constituyendo esto un obstáculo para que los planes antinacionales se consumaran, dado el peligro que siempre representó para éstos la decisión popular que aspiró a forjar su propia historia.

El General Pedro Santana, partidario de la anexión a España y persecutor férreo de los trinitarios, logra finalmente entregar la naciente república, causado de inmediato este hecho funesto, la reacción del pueblo que no se hace esperar y en las poblaciones del norte estallan conatos de lucha, generando las guerras libertarias que marcarían la segunda República.

Dado la situación de crisis económicas producto de la anexión a España y la afección del sector productivo Santiaguero, especialmente el sector tabacalero, se generó, alrededor de la burguesía y la pequeña burguesía liberal, un proceso de repudio a la anexión, declarándola como un acto de alta traición nacional, sumándose estos a los permanentes esfuerzos y luchas de los trinitarios, ya reconocidos como héroes nacionales.

Las ideas liberales que se forjaron en la parte norte de la isla, que había sido desde la época de la colonia el sector más desarrollado económica y demográficamente, habían germinado con fuerza, bajo el ideal de numerosos intelectuales, dentro de los cuales se destacan Francisco U. Espaillat, Pedro Francisco Bono y Benigno Filomeno de Rojas, entre otros.

La fortaleza de estas posiciones y el ahogamiento que representaba la capital para el Cibao, generó una lucha de carácter político que marcó el antagonismo entre estas regiones de la naciente república.

La instauración del gobierno en la Ciudad de Santiago, el voto de una nueva constitución cibaeña y la gestación de un fuerte movimiento de carácter político regional, fue consecuencia de esta realidad que signó nuestra historia.



Capítulo I:

Influencia de la estructura Social del Cibao en la Configuración del Pensamiento Político Liberal.

1.1.- Influencia de la estructura Social del Cibao en la Configuración del Pensamiento Político Liberal.

Desde principio del siglo XIX, el Cibao era la porción mas poblada y rica del país, pero desde la independencia de 1844 se encontraba sometida a la burocracia de la ciudad de Santo Domingo.

Entre los círculos pensantes de la región y especialmente de Santiago emergió una corriente que propugnaba por un orden que garantizara la igualdad entre las distintas zonas de Republica Dominicana.

Aunque discretamente el principio, esos círculos cibaeños enarbolaban posturas liberales, seguramente por estar insertos en una sociedad históricamente as avanzada que la del sur del país, donde subsistían muchos vestigios del orden colonial, mientras que en el Cibao se había gestado una sociedad de pequeños campesinos prósperos y una clases mercantil urbana que se iba perfilando como agente de orden moderno y democrático.


1.1.2.- Problema Regional y Nacional. Lucha Contra el Centralismo Conservador en Santo Domingo

En 1845, o sea, al año de constituido el Estado Dominicano, Ulises Francisco Espaillat fue uno de los fundadores de la Sociedad Patriótica de Fomento de Santiago, posiblemente la primera institución que tenia por propósito unir a figuras de relieve social y cultural en acciones e interés colectivos.
Desde entonces se inició la tendencia asociativa de los notables de Santiago, comportamiento que los diferenciaba de lo que era habitual en el resto del país. Por tal razón, en la provincia de Santiago la Diputación Provincial, órgano de poder local estipulado por la Constitución de 1844, cumplía con mucos de sus cometidos, a diferencia de otras provincias.

El circulo de hombres influyentes de Santiago, pese a las inclinaciones liberales de al mayoría de ellos, mantuvo buenas relaciones con el presidente conservador Pedro Santana. Posiblemente se sentían sin la fuerza para enarbolar una alternativa contraria después que Juan Pablo Duarte y sus compañeros liberales de la Trinitaria fueron derrotados en julio de 1844.

No por casualidad fue en Santiago donde Matías Ramón Mella proclamo a Duarte presidente de la Republica en julio de 1844, con el beneplácito de la población de la ciudad. Pero los asuntos de los políticos se resolvían en Santo Domingo, donde Santana, jefe del ejército del sur, logró desplazar a la Junta Central Gubernativa controlada por los trinitarios. A los liberales de Santiago no les quedó otra alternativa que asociarse a Santana, quien les dio seguridades de que garantizaría sus intereses.

En 1884 Santana renunció a la presidencia y los santiagueros no se mostraron muy entusiastas con el sucesor Manuel Jiménes, no obstante que inauguraba un gobierno con cierta inclinación liberal. A mediados de 1849, los conservadores, encabezados por Santiago, aprovechando las derrotas experimentadas por el ejército dominicano ante el ataque del emperador de Haití Faustino Soulouque, lograron derrocar a Jiménes.

Santana de nuevo se hizo cargo del poder, gracias al prestigio obtenido por la derrota que infligió el ejército haitiano en Las Carreras, a orillas del río Ocoa, pero no le interesaba en ese momento seguir siendo presidente. En las deliberaciones del Congreso para la elección de su sustituto, Santana propuso a Santiago Espaillat, pero este consideró que no podría ejercer correctamente el cargo, consciente del influjo que ejercía el hatero seybano sobre el Estado.
1.1.3.- Contradicciones

Finalmente la presidencia recayó sobre Buenaventura Báez y, tras su primer periodo de gobierno, se abrió una pugna terrible entre el y Santana. La elite social y política de Santiago, aunque discretamente, tomo partido por Santana, no obstante su deseo de que se instaurase un régimen menos autoritario.

Mientras tanto, Espaillat había ido ganando influencia dentro de su círculo social y en 1854 fue designado diputado a la Asamblea Constituyente por la provincia de Santiago. Como integrante de la comisión redactora del proyecto, fue de los responsables de la orientación de la nueva constitución, que abrogaba muchas de las cláusulas autoritarias de la promulgada en 1844.

Espaillat retornó a Santiago por desacuerdos con el estilo despótico de Santana, quien, para fines del año, había logrado anular la Constitución de febrero. Retornó a sus ocupaciones habituales, pero las combinó con el estudio concienzudo de los problemas nacionales, lo que le permitió redactar su primer texto de importancia, Memoria sobre el bien y el mal de la Republica.

La incidencia de Espaillat se acrecentó cuando el sector dirigente de Santiago se declaró en rebelión frente a la segunda administración de Buenaventura Báez, iniciada a fines de 1856. Báez concitó mucha popularidad en Santo Domingo, y logro unificar a todos aquellos que se oponían a la preeminencia de Santana.

Pero en el Cibao no logró el mismo apoyo por lo que el nuevo presidente quiso maniobrar con los excedentes económicos que generaba el cultivo del tabaco para fines de fortalecerse en el poder. Con el pretexto de eliminar las operaciones especulativas y usureras que perjudicaban a los pequeños campesinos, el gobierno dispuso un cuantioso emisor de papel moneda a fin de disminuir la cotización del peso fuerte, la moneda española de oro.

Los comerciantes de Santiago se sintieron agredidos en forma inaceptable, y lograron el apoyo de los restantes sectores de la ciudad para declarase en estado de rebelión contra el gobierno el 7 de julio de 1857. Se estableció un gobierno provisional con sede en Santiago presidido por José Desiderio Valverde. Probablemente Espaillat redacto el manifiesto que fue emitido al día siguiente, en el cual se explicaban los motivos el derrocamiento de Báez.



Capitulo II: La Guerra de la Restauración:


2.1.- Los liberales

Una vez proclamada la Anexión de Santo Domingo a España por el general Santana, de nuevo se vio el país inmerso en una antigua condición de colonia española, cercenadora de los ideales nacionales por los que habían luchado Duarte y los trinitarios.

En el plano de la economía la anexión no constituyó un progreso sino que fue, por el contrario, un franco retraso; la crisis nacional se desarrolló progresivamente, el problema monetario se intentó resolver con emisiones desmesuradas del papel moneda que, al no existir una producción sostenida, agravaba la crisis económica y se tornaba en un elemento entorpecedor de la circulación mercantil, afectando todo el comercio del país; la deuda pública y los gastos gubernamentales excesivos, y se trataba de solucionar con una política de impuestos económicos dedicados a este tipo de actividad.

No obstante, eran los productores de café, tabaco, cacao, etc., los más afectados por la crisis monetaria, y naturalmente el pueblo en general.

Esa era, de manera muy general, la situación económica del país producida por la Anexión, y junto a ella surgía la supresión de los derechos individuales, las libertades, el prejuicio racial y el militarismo ahora extranjerizante. Todos esos factores provocaron a pocos días de producirse la anexión enormes protestas populares en San Francisco de Macorís, Baní, Santiago, Moca y otras provincias de la República.

Sin embargo esas protestas e invocaciones al nacionalismo eran reprimidas por el gobierno con fusilamientos, expatriaciones y otras medidas coercitivas. El pueblo desde el principio repudió con vigor la Anexión.


2.2.- Las Ideas liberales Caracterizan la lucha restauradora


Innegablemente, la primera protesta armada contra la anexión corresponde en el orden cronológico a San Francisco de Macorís.

En el mismo acto del cambio de bandera el pueblo se amotinó tratando de impedirlo. Algunos patriotas armados de fusiles lanzaron voces de: "abajo España" y lanzaron los primeros disparos, aunque al aire, de las protestas de la infame esclavitud que había mantenido la patria. Esta viril protesta fue un acto espontáneo y sin la necesaria combinación.

A los 45 días de la anexión, se produjo la primera protesta armada organizada en la villa de Moca que fue asaltada y tomada por el coronel José Contreras. Esto ocurrió el 2 de marzo de 1861.

Por otra parte, Francisco del Rosario Sánchez (héroe nacional) intentó buscar apoyo en los haitianos y producir un levantamiento armado. Los haitianos no pudieron darle el apoyo porque los españoles habían hecho gestiones diplomáticas que se lo impidieron. Sánchez fue capturado y fusilado.

Creciendo el descontento general surgió el movimiento de Neyba en la madrugada del 3 de febrero de 1863. Un grupo de 50 hombres, con el comandante Cayetano Velázques a la Cabeza, insurreccionó a Neyba e hizo preso al comandante de armas Gral. Domingo Lozada.

Un movimiento más extenso, mejor planeado, pero también abortado por obra de la precipitación, se verificaría al comenzar la última decena del mes de febrero en la línea Noroeste o frontera Norte, inspirado por el prestigioso hacendado Santiago Rodríguez, quien a la sazón era alcalde del pueblo de Sabaneta, virtualmente fundado por él mismo.

El plan inicial tenía como objetivo proclamar la revolución Restauradora el 27 de febrero de 1863. En este colaboraron Lucas Evangelista de Peña, Norberto Torres, Juan Antonio Polanco, Benito Monción, José de la Cruz Álvarez, José R. Luciano y otros. Desde Puerto Plata llegó a prestar una gran colaboración un joven patriota desconocido hasta entonces cuyo nombre era
Poco después el movimiento restaurador obtendría ayuda haitiana debido a las humillaciones efectuadas contra el presidente Geffrard de parte del ejército español, la exigencia de una indemnización de $200,000 y la reclamación hecha por España de que se restituyera los límites fijados en el Tratado de Aranjuez.

De esta manera Santiago Rodríguez, Benito Monción y todos los dominicanos que luchaban por organizar la revolución desde territorio haitiano, encontraron la más franca ayuda, al extremo de que según crónicas de la época, para el mes de agosto de 1863 había obtenido varios centenares de fusiles nuevos en los pueblos aledaños de la frontera Norte.

Para el 15 de agosto de ese mismo año se reunieron en un lugar de Haití llamado La Viste, los revolucionarios restauradores Santiago Rodríguez, José Cabrera, Benito Monción y otros. Juan A. Polanco y Pedro A. Pimentel ayudaban en territorio dominicano.

En acción decidida de restaurar la independencia, el contingente de revolucionarios se internó en Santo Domingo y la primera acción fue la toma del cerro del Capotillo español; allí se enarboló la bandera dominicana, que había sido confeccionada por Humberto Marsan, antiguo residente en Haití y fervoroso partidario de acciones unidas entre haitianos y dominicanos.

Así quedó formalmente proclamada la segunda independencia, un 16 de agosto de 1863, con el grito de Capotillo. Casi inmediatamente empezaron los enfrentamientos armados. En Macabón una patrulla española fue despedazada por los revolucionarios.

Fueron muchos los enfrentamientos entre las fuerzas restauradoras y las anexionistas, las cuales terminaron en 1865. Cabe señalar que un factor que incidió en la duración de las batallas era la lucha interna entre los restauradores, por aspiraciones políticas.

Es la partida de las tropas españolas comandadas por el Mariscal La Gándara, quien viniese a sustituir a Pedro Santana del mando de las tropas españolas, lo que marca el fin de la revolución restauradora y el inicio de la Segunda República.

En resumen, la restauración fue un movimiento popular y nacionalista que mediante la Guerra Revolucionaria, devolvió a la República Dominicana su independencia cercenada por la Anexión a España en 1861 llevada a cabo por Pedro Santana. La base social de ese movimiento estaba constituida, fundamentalmente, por el campesinado, la burguesía agraria y la urbana.

Estas clases enarbolaron la bandera del republicanismo democrático, como representantes del progreso económico, social y político en esa época histórica. La Restauración fue, además el mayor movimiento armado que conoció el país en toda su existencia, a partir incluso de los tiempos coloniales.

Capitulo III: Los Liberales Azules

3.1.- Ulises Francisco Espaillat, sus posiciones ideológicas sobre el pueblo dominicano

Nació en Santiago de los Caballeros el 9 de febrero de 1823. Fueron sus padres Pedro Ramón Espaillat y María Petronila Quiñones. Casó con su prima hermana Eloisa Espaillat con quien procreó seis hijos.

Hombre culto y de vigorosas convicciones, madurez de criterio y profundidad de pensamiento, desde muy joven fue reclamado por la sociedad para el desempeño de cargos públicos de responsabilidad.

Fue miembro del Senado y de la Cámara de Representantes, Interventor de Aduanas de Puerto Plata, miembro de la Diputación provincial de Santiago, comisionado del Gobierno en esa ciudad y en las provincias del noroeste del país.

Se desempeñó en diferentes ocasiones como miembro del Ayuntamiento de Santiago de los Caballeros y fue miembro de la Asamblea Constituyente que se reuniera en Moca entre los años 1857-1858, además participó como miembro de la Sociedad de Fomento de Santiago.

Trabajó arduamente por el progreso de su pueblo y convencido de que para el éxito en el área agrícola es indispensable una buena comunicación, abrió un nuevo camino entre Santiago y Puerto Plata.

En el campo político se opuso ardientemente a la anexión del país a España y, acusado por sospecha de complicidad con el movimiento de Restauración fue condenado a diez años de expatriación. Indultado más tarde, regresa al país en 1863.

Fungió como Vicepresidente de la República en 1864. Hombre de posiciones firmes y decididas fue perseguido y encarcelado en varias oportunidades y, decepcionado, decide retirarse de la vida política pero, un hombre de valores como éste no se deja ir mansamente y es requerido nuevamente por sus conciudadanos.

En el año de 1876 fue elegido Presidente de la República por abrumadora mayoría de votos y, como tal, suprimió las regalías y dádivas que por costumbre y en inmoral acción, entregaban los presidentes a aquellos jefes y oficiales que habían colaborado en su ascenso al poder.

La moralidad y honradez de este ilustre hombre fueron ejemplos mientras duró su presidencia. Fue depuesto, en gran parte debido a la supresión de las gratificaciones mencionadas y al abandonar la presidencia dijo: “Yo creí de buena fe que lo que más aquejaba a la sociedad de mi país era la sed sumamente moral y regeneradora; pero otra sed aún más terrible la devora: la sed de oro.”

Como escritor de amena y conceptuosa prosa nos dejó su interesante obra “Escritos de Espaillat”, una serie de documentos, cartas y artículos que se editó como iniciativa de la Sociedad “Amantes de la Luz” de Santiago de los Caballeros


3.2.- Sus Posiciones ideológicas sobre el pueblo dominicano

Ulises Francisco Espaillat como otros pensadores liberales dominicanos, encarnaron las ideas y principios mas renovadores del pueblo dominicano, en sus visión sobre la sociedad y el futuro de la nuestra nación, se refirió a diversos aspectos; tocando desde la familia, el concepto de la soberanía como atributo del pueblo, el ejercito, la religión y las clases sociales en sus dicotomía contradictoria.

Sin embargo, en su pensamiento se pueden destacar ideas dominantes que marcan un relieve trascendente en las concepciones sobre el hombre dominicano, así se refiere al hombre del campo, donde lo sitúa como actor productivo y ente pasivo en el uso de derecho.

Sostiene que “Consecuentes hasta ahora con su sistema de no tomar parte alguna en la marcha de la sociedad, en la cual viven y a la cual sostienen y alimenta con su trabajo, y jamás hacen uso de sus derechos de ciudadanos, como si no lo fueran –siendo ellos los más ignorantes- no asistiendo a las elecciones, como si una medida que pudiera tomar el Ayuntamiento o el Congreso, pudieran afectarnos únicamente a nosotros los habitantes de los pueblos, mas o no a ellos; por que?”

En otro tejido de sus ideas, sostiene sobre la constitución lo siguiente “He dicho que nos hallamos en una época de preconstitución, no porque no tengamos constitución política, que a Dios gracias poseemos una y no de las perores, con el aquel de que tenemos que respetarla y hacerla respetar. Decimos que nos hallamos en una época de reconstitución, porque vemos que la sociedad dominicana principia a querer respetar, haciendo, esfuerzos por desprenderse de las fuertes ataduras con que el utilitarismo mal entendido, la tiene casi ahogada”.


3.3.- Benigno Filomeno Rojas

Nació en Santiago de los Caballeros en 1821 y se destacó como abogado y político. Por sus conocimientos teóricos y experiencias administrativas adquiridos en Inglaterra y los Estados Unidos, se le tiene como el Padre de la Economía dominicana. Adolescente emigró al extranjero junto a sus padres a consecuencia de la ocupación haitiana (1822-1844), residiendo en Inglaterra donde se instruyó.

La Independencia de los dominicanos lo sorprendió en los Estados Unidos de América, atento a cuento sucedía en el nuevo Estado dominicano y trabajaba en la Legación Inglesa de Washington. Regresó a Santo Domingo en 1846, integrándose de inmediato a los cuerpos de legisladores, en los cuales actuó como presidente y secretario, distinguiéndose por su laboriosidad e inteligencia.

Se integró entre 1857 y 1858 a la Revolución Cibaeña, encabezada por comerciantes y liberales que buscaban deponer a Buenaventura Báez de la presidencia de la República.

Llegó a ocupar una secretaria de Estado en el Gobierno Provisional y presidió el Congreso Constituyente, reunido en Moca, que concluyó en 1858 con la proclamación de una nueva constitución y la elección de Desiderio Valverde como presidente y Benigno Filomeno de Rojas como vicepresidente.

Al fracasar la revolución, Rojas emigró a los Estados Unidos de América, regresando tiempo después acogiéndose a una amnistía del gobierno de Pedro Santana, para dedicarse a su profesión de abogado.

Proclamada la anexión a España (1861), la aceptó como necesidad y conveniencia, pero el 16 de agosto de 1863, cuando se inició la guerra restauradora, se adhirió a la causa de la patria y en el gobierno provisional de los patriotas constituido el 14 de septiembre, le correspondió acompañar al presidente Salcedo como vicepresidente, y cuando Gaspar Polanco fue derrocado en 1865, asumió la dirección del Poder Ejecutivo como presidente de la Junta de Gobierno.

Elegido Pedro Antonio Pimentel presidente de la República, Rojas ocupó nuevamente la vice-presidencia. En esa condición viajó a la ciudad de Santo Domingo junto a Stanley Heneken en misión especial relacionada con el pronunciamiento de José María Cabral contra el presidente Pimentel, en agosto de 1865.

Tan pronto llegaron a la puerta de la Capital, tras un fingido buen recibimiento fueron encarcelados e incomunicados y en el curso de un par de meses murieron ambos. Su muerte quedó envuelta en la penumbra de una conspiración bien planificada, se dijo que murió de tisis y que tenía 45 años, en 1865.


3.4.- Sus nociones sobre constitucionalismo y economía política


3.5.- Pedro Francisco Bono

De Santiago. Hombre de pensamiento. Tuvo anhelos de bien patrio al través de un ideal que le hizo despreciar cargos públicos. El año 1856 aceptó ser elegido para representar a su Provincia en el Senado Consultor.

En los pocos meses que laboró en dicho organismo puso de manifiesto su pleno conocimiento del estado social del pueblo dominicano, las deficiencias del mismo y las causas de que emanaban. Planteó el medio de corregir los males reinantes, abogando en primer término por el licenciamiento del Ejército, considerado en la manera como estaba formado un estorbo para devolverle los brazos aptos al trabajo de la tierra.

Hablaba con la experiencia de lo patente en su vasta comarca. Subsiguientemente reclamaba la creación de la Guardia Cívica, en la cual entrarían “propietarios, hombres casados y padres de familia”, que son los más interesados en el orden público. Al señalar la falta de equilibrio entre las rentas y las erogaciones de la nación”, indica procedimientos para evitar esa anomalía.

Pide escuelas, con maestros remunerados razonablemente; la traducción de los códigos franceses, y la “apertura de buenos caminos, con el fin de hacer menos costosos los productos y más rápidos la comunicación y los cambios…” Cooperó en la Revolución del año 1857 y cuando ésta no logró sus aspiraciones finales, se retiró del país.

Viajó por naciones civilizadas en las cuales se dedicó a estudiar regímenes políticos avanzados. Así se educó para marcar orientaciones a la patria. Se le señaló entre los patriotas más abnegados que se perfilaron con las luchas de la Restauración. A los pocos cargos desempeñados le imprimió el sello de su honorabilidad.

Austero, prefirió el sosiego de la vida privada al ajetreo de la pública. Pero no permaneció indiferente, sino preocupado por la suerte de la sociedad dominicana, tratando, mediante campaña de prensa, los fundamentales problemas del pueblo. Tuvo ideas de orden sociológico en relación con el cruce étnico de la colectividad, que anhelaba ver llevadas a la práctica por la intervención de un mandatario bien inspirado.

Sus aspiraciones a este respecto, contrastaban con las de Manuel Maria Gautier como punto de vista más teórico el suyo, sus pocos campeones fueron menos enérgicos y no rebasaron nunca el plano de las tentativas infructuosas. Fue el intelectual dominicano que tuvo más fe en la virtualidad de la sana y bien inspirada prédica para reformar el agregado social.


3.6.- Su interpretación sociológica de la nación dominicana

Es el primero de los pensadores dominicanos que va a establecer una diferencia entre el comportamiento social de las clases directoras y el de las clases trabajadoras. Dice que el dominicano ha pasado calamidades, las cuales llevan a una pereza en el pensar, que todo lo pide al extranjero, se expresa infeliz e impotente. La nación dominicana ha sido organizada para el despotismo.

Idealista, pero no teorizante apartado de la realidad, que conocía tan bien. Sus juicios sobre las cosas del medio le retratan. El año 1884, cuando se respiró la atmósfera política más liberal, desde fundada la República. Gregorio Luperón le constriñó de tal manera a aceptar la postulación de su nombre para tas elecciones presidenciales, que se vio forzado, como medio (laico de continuar incontaminado del charlatanismo político), a poner el dedo en la llaga. Dijo: “Yo no quiero ser partidario, quiero ser ciudadano dominicano”.

“He sido perseguido por muchos y desconocido por todos desde Santana hasta Octubre de 1879 en que Luperón instaló el Gobierno Provisional de Puerto Plata. Sin embargo, sigo amando a todos los azules, rojos y verdes etc., que son ilustrados y buenos. A éstos busco como compañeros y a éstos me acojo en toda emergencia, porque sé que en todos los partidos hay hombres excelentes y hombres abominables, pero estos últimos son regularmente incorregibles la buena doctrina generalizada los hará inofensivos… pero la buena doctrina generalizada los hará inofensivos. Yo en la Presidencia, ¿que me espera? Por dos años: mucho dinero, lisonjas, la primera posición social de la República, cañonazos, repiques de campana y festejos oficiales. Y mientras tanto imposibilitado de continuar la prédica que desvanece muchos errores”.

Sin caer en la menor inconsecuencia con los principios, había presencia todas las mudanzas de Gobierno habidas hasta las administraciones sucesivas de Heureaux.

Por el año 1895 dio a la publicidad en San Francis de Macorís, lugar donde residió los más años de su vida, la revista titulada CONGRESO EXTRA PARLAMENTARIO. Contenía las cuestiones tratadas doctrinariamente en dicho cuerpo imaginario, y fueron un patriótico intento de hacer que los agricultores del Cibao dedicados al cultivo del tabaco, producto principal de exportación, adoptaran un procedimiento de mantener la selección de esa hoja para no dejar que perdiera su aceptación en los mercados de Europa, evitando así el estado de miseria y desaliento, según estaba ocurriendo y había sucedido ya en otras ocasiones.

A tal concepción de Bonó, que mereció aplausos de cuantos leyeron su revista, de pocos números, hubo quien le diera carácter político, mirando en su contenido, las actas de cuanto se discutió libre mente en el Congreso, reunido en un bar campestre de Macorís, una velada crítica al Gobierno tiránico de Heureaux.

La estimación es errada, e imaginada por razón de pura coincidencia con el régimen lo ocurrido con el tabaco no se relacionaba con la política en ningún sentido. Y ya databa de muchos años la obsesión de Bonó en cuanto a la preferencia que se le debía dar al cultivo del tabaco sobre el cacao y el café.

Cuanto queda expresado constituye una visión parcial o incompleta del personaje, por haber faltado la fuente reveladora de su entera personalidad. El Lic. Emilio Rodríguez Demorizi, con la publicación del libro PAPELES DE PEDRO F. BONO (1964). Acaba de prestarle con esa recopilación un valioso servicio a las letras y a la historia nacional.

Su lectura sugiere numerosas consideraciones acerca de cómo ha sido nuestra vida nacional y el por qué de ella en sus variados aspectos, amén de mostrar las cualidades admirables de una vida de cabal proceridad, como lo han sido pocas en nuestro país.

Ante todo, pone de manifiesto la lectura la clase de esfuerzos ejecutados por el personaje en una incesante labor de patriotismo por hacer a la sociedad sobreponerse al estado de rutina y estancamiento, vivido con relación a sus mayores fuentes de riqueza, necesitadas de ser explotadas consciente mente como medio de crear, el progreso y bienestar del pueblo, de las masas: da la medida de un alto espíritu de servicio como dominicano cuya preocupación principal fue dedicar sus luces de persona ilustrada a beneficiar a quienes les había tocado la condición del mayor desamparo y falta de orientación en la sociedad, a causa de la supervivencia de la vida colonial.

Conclusiones

Las pugnas de carácter regional que tuvo lugar en los albores de nuestra independencia nacional, fue el resultado de diferencia de posiciones políticas que marcaron de forma transversal nuestro proceso de conformación del estado nacional.

La forma de concebir el proyecto nacional de los diferentes sectores que conformaron el espectro político, además de los intereses que movieron cada tendencia, fueron una constante en todo el devenir histórico, influencia que hoy día aparece reproducida en diversos estamentos de la vida política actual.

Es importante destacar que si bien es cierto que los trinitarios liderados por el mas preclaro patriota dominicano, encarnaron la visión mas integral de una nación independiente, no menos cierto es, que de una forma u otra el cibao anidó ideas libertarias preclaras, en contraposición a los múltiples y poderosos sectores que no concebían una nación libre, sino bajo el protectorado de una potencia extranjera.

Los sectores encabezados por Santana y Báez, se proponían la creación de un país que estuviera protegido por una potencia, bajo el alegato de que un país pequeño, pobre y poco poblado no podía erigirse en una nación independiente, pensamiento que ha sido reproducido a través de la historia, generando una visión pesimista y decadente del pueblo dominicano.

Los trinitarios y luego los liberales, especialmente los pertenecientes a la región norte del país, como continuadores de su concepción ideológica liberal, plantearon como Duarte, que los dominicanos son un pueblo valeroso, luchador y progresista, así analizaron Ulises Francisco Espaillat, Bonó y Filomeno de Rojas, a la patria dominicana, en sus trabajos y escrito.


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